Sobre cómo algo puede lograr ser tan malo

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Vi “Da hong zha” (“Air Strike”, China, 2018), dirigida por el desconocido Xiao Feng, quien apenas cuenta con un par de producciones previas (espero que no tan malas como esta), con guion de Chen Ping, asesorada por Mel Gibson y un reparto que prometía acción y entretenimiento: Bruce Willis, Ye Liu, Adrien Brody, Fan Bingbing, Nicholas Tse, etc. Se trata de una mezcla de historias, pero la que más atención ocupa es la de un coronel estadounidense (Bruce Willis) que entrena a un grupo de pilotos de caza chinos durante la guerra contra el invasor japonés. Como dato curioso, esta cinta, la más costosa en la industria china hasta ese momento, no pudo estrenarse en salas de cine por una acusación de fraude fiscal hacia una de sus actrices, por lo que fue estrenada apresuradamente por medios digitales. Además, los productores tomaron la pésima decisión (creyendo que esto favorecería la inserción de la película en el mercado gringo) de doblar al inglés los diálogos originales en chino, utilizando expresiones coloquiales estadounidenses a pesar de tratarse de una obra conmemorativa china, lo que produjo el hazmerreír del público americano, quien tomó esto más como una parodia-cómic en vez de lo que debió haber sido: un drama bélico. Agrego que el filme tiene algunos buenos efectos especiales y se nota que hubo un interés en que la fotografía fuese más que correcta, pero no hay nada más que decir.

En relación con los temas de contenido, estamos ante una pésima película y si bien no suelo hacer reseñas de obras así, creo que ahora es una buena oportunidad para reflexionar qué es lo que hace que algo sea tan malo. En primer lugar, el guion es demasiado disparatado como para mantener la atención del público, ni siquiera del menos formado, especialmente por lo ridículo de los desenlaces y la intención de abarcar demasiadas historias en tan poco tiempo. Parece que la película se hizo por etapas y cada una con una mano e intenciones diferentes, exceso de variedad que la edición final no pudo resolver. Esto nos recuerda que, en el cine, la historia cuenta tanto como la forma en la que se cuenta. Si una de las dos cosas falla, el conjunto cae indefectiblemente. En segundo lugar, queda en claro una intención en los productores de entrar en el mercado de las mega producciones de acción, pero no supieron cómo hacerlo. Creyeron que bastaba con algunas caras conocidas (ni quiero imaginarme lo que cobraron Willis y Brody… ¡Brody!, no puedo creer que se haya prestado para esto… por aparecer en algunas escenas), expresiones coloquiales en inglés y muchos efectos deslumbrantes. Incluso, es un insulto a los actores chinos, que se esforzaron algo más, el que hayan sido desplazados, hasta en la carátula, por dos actores occidentales, con malos papeles, que no aportaron mayor cosa a la trama.

Expliquemos mejor: hay muchas mega producciones pésimas en cuanto su contenido, pero logran, para sorpresa de un público formado, ser rentables. ¿Por qué? Porque se basan en caras conocidas y escenas delirantes desde el mero entretenimiento, pero no se quedan solo en eso, pues saben que deben ofrecer alguna trama que tenga algo de sentido dentro del nivel del auditorio al que apuntan, que si bien puede ser bajo, algo de nivel tiene. Ahora, en este caso concreto, el público que disfrutaría este tipo de cintas no sabe mayor cosa de historia (y para entender lo que hay detrás del filme se requiere cierta información previa) y se enredaría fácilmente con las historias (mal) conectadas que se le presentan, con personajes que no están bien pensados ni mucho menos bien interpretados, y que terminan restando tiempo valioso a la acción. A esta cinta de Feng le faltó conocer el público occidental que pudo haber disfrutado (no digo “apreciado” pues ya es un verbo muy exigente) esta película.

Por cosas como las que he dicho, la obra ha sido destruida por la crítica, pero aun así termina siendo una excelente oportunidad para pensar que un buen filme es el resultado de una valoración positiva que hace el público correcto de un conjunto de elementos que deben interactuar bien entre sí, bajo la certera batuta del director, y todo esto faltó en la cinta que ahora reseño. Triste momento para el cine chino de rememorar los fatídicos hechos de la Segunda guerra sino-japonesa [1937-1945] y la fuerza aérea china que, heroicamente, se enfrentó a un enemigo muy superior. Películas como está, a la larga, en vez de rendir un merecido homenaje terminan por ridiculizar el drama y la barbarie que vivieron los chinos en aquellos años (2021-01-16).


 

 

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