Sobre la opresión a una mujer que busca conservar a su hijo

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Vi “Nahid” (Irán, 2015) dirigida y co-escrita por Ida Panahandeh [1979-], quien debuta con esta cinta. El reparto está conformado por Sareh Bayat, Pejman Bazeghi y Navid Mohammad Zadeh, entre otros. Narra la historia de Nahid, una madre divorciada, atormentada por un hijo poco aplicado en sus deberes, un exesposo apostador que está dejando atrás su adicción a las drogas y una sociedad machista que siempre le da prioridad al padre en lo que atañe a la custodia del menor. Ella tiene una nueva oportunidad, con un hombre que la ama sin límite, pero aceptar este compromiso le significaría perder la custodia sobre su hijo. Ahora bien, la cinta, desde lo estético, es muy meritoria. La fotografía, especialmente, es magnífica. Agrego que las actuaciones son convincentes. No tengo reparo alguno con lo estético. Lo que no me atrapó fue la trama. Pero aquí hago mi reseña que toma un camino diferente al de la crítica, la cual, generalizando, ha aplaudido esta obra prima de la directora iraní. Algunos elogian, y con razón, la forma dramática en la que retrata la sociedad asfixiante iraní en lo que atañe a los derechos de las mujeres. Otros hacen hincapié en la claridad y la eficacia narrativa. No obstante, a mi modo de ver, hay apartados de la cinta en la que uno no sabe si está ante una mujer oprimida, una mujer maliciosa que se aprovecha de las personas que la rodean, o una mujer que, sencillamente, no tiene carácter. Tal vez sea de todo un poco, pues los seres humanos siempre son más complejos que cualquier narración que intente hacerse de ellos. Si bien tuve momentos en la película que elogié los diálogos y el drama, creo que pesaron más aquellos en los que me indignaba de las acciones y las omisiones de la protagonista, lo que sumado a la lentitud de ciertos episodios, me impidieron sentirme a gusto como espectador y empático con aquella mujer. No sé si este fue lo buscado por la directora. Tal vez, el hecho de pertenecer a otra cultura hace que mi lectura sea tan diferente a la de la crítica. A fin de cuentas, como dicen en la calle, para gustos, los colores. Claro está que la cinta, sin duda alguna, permite una buena lectura del sistema socio-jurídico iraní (no diría que del musulmán, pues extender al género lo que acaece en una especie, es toda una falacia), para lo cual sería muy útil ver este filme acompañado de otro que ya había reseñado el 24 de octubre de 2012: “Nader y Simin, una separación” (Irán, 2011, dir. Asghar Farhadi). Igualmente, la cinta puede dar elementos para análisis comparativos desde una visión de género. Finalmente, no sé si pueda recomendarla, pero el lector, con base en lo aquí dicho, podrá tomar su propia decisión. 2017-09-08.


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