¿Cine político o drama policíaco?

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Vi “Child 44” (“Crímenes ocultos”, EEUU, 2015), dirigida por Daniel Espinosa [1977-] y escrita por Richard Price y Johan Melin, basados en una novela muy exitosa de Tom Rob Smith [1979-], del mismo nombre. Cuenta con un reparto muy interesante: Tom Hardy, Noomi Rapace, Gary Oldman, entre otros. La cinta narra cómo un policía de seguridad del Estado soviético (MGB), Demidov (Hardy), sobrevive a las purgas internas de su institución a la vez que resuelve un asesinato en serie de niños, todo dentro de un ambiente políticamente asfixiante. ¿Por dónde empezamos? La película no ha sido bien recibida, siendo generales, por la crítica especializada. En primer lugar, se le critica que no le da la talla a la novela, cosa que es común en el cine. Salvo muy raras excepciones, las películas no logran igualar a las novelas que le sirven de base. Y, en segundo lugar, se le critica la mezcla continua de géneros y tramas. Efectivamente, la cinta intenta dar cuenta de un thriller policiaco a la vez que de un drama político. Lograr las expectativas en ambos campos, simultáneamente, no es fácil. Estas críticas tienen algo de razón, pero, a pesar de ellas, el filme me gustó. Primero, por las buenas ambientaciones que hace de la época (lo que se ve, en la escenografía y el vestuario) y cómo refleja el contexto hostil de la dictadura stalinista y de la guerra fría. Segundo, por sus interpretaciones sólidas y convincentes (Hardy y Oldman). Tercero, porque mantiene cierto suspenso que logra cautivar al espectador. Cuatro, porque las escenas son, siendo amplios, bien diseñadas. Sin embargo, tengo algunas reservas. Empiezo con lo que más me choca del cine estadounidense: la imposición del inglés como el idioma por antonomasia de todas las culturas. Además, hay que conceder, que el director tenía entre manos una gran historia, donde se articula lo policíaco con lo político, pero para desarrollarla adecuadamente, el cine no era el mejor formato, dado que la complejidad de la trama y las muchas aristas que ella reclama, de las que no puede dar cuenta una cinta en dos horas aproximadamente. Esto hizo que el director tuviese que apurar ciertos aspectos, lo que lo obligó a ligerezas difícilmente perdonables. Pienso, por ejemplo, en cómo Demidov cuenta entre sus manos con un informe detallado de los homicidios de los niños, luego de escapar de sus torturadores (¿se robó durante el escape de esos documentos?). Otro caso es cómo tiene que acelerar el final (los últimos diez minutos es cómo estar en una montaña rusa), para dar una conclusión aceptable a la cinta. A pesar de todo ello, considero que la obra es buena, que vale la pena verla y que merece unas reflexiones sobre lo que es vivir en ambientes de opresión severa y el valor de la humanidad (representado en este caso por los personajes interpretados por Harty y Oldman) que no se desvanece a pesar de las presiones externas. 2017-09-07.


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