Tan magistral como aburridora: pero aún así vale la pena

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Vi “Sils Maria” (Francia, 2014), dirigida y escrita por el experimentado y reconocido Olivier Assayas, de quien he visto buena parte de su cinematografía con profundo respeto. Cuenta con un reparto de lujo: Juliette Binoche, Kristen Stewart y Chloë Grace Moretz, entre otros. Se centra en la psique (y la máscara) de una actriz madura (Juliette Binoche) que es llamada al teatro para actuar en una nueva versión de una obra que ella había protagonizado 20 años atrás, pero ahora debe hacer dúo con una diva de Hollywood (Chloë Grace Moretz). Al aceptar el reto, se prepara con su asistente (Kristen Stewart) en los mágicos Alpes suizos. Ahora bien, la cinta ha captado la atención de los críticos especializados quienes, generalizando, no la bajan de “obra maestra”. Los motivos para tantos aplausos son varios. En primer lugar las actuaciones de las tres protagonistas son magníficas, aunque las nominaciones y los premios se han centrado en Stewart. En segundo lugar, la fotografía es hermosa. Pero hay un aspecto que genera discordia: el guion. Para algunos es magistral, para otros aburridor. Yo me inclino un poco por lo segundo. Hay méritos en la narración, por ejemplo que logra ser lo más cercana posible a la vida real, pues hay decenas de historias que se atraviesan al hilo conductor, historias que no se desarrollan pero le dejan en claro al espectador que la vida es así: el entrecruzamiento de miles de historias aunque solo sigamos un par de ellas. No puedo dejar de metaforizar esta película como una cebolla: llena de capas, por lo que no hay pues una sola historia sino la sumatoria de muchas, algunas conectadas y otras no tanto. Otro mérito está en que logra ser una narración equilibrada, dentro de lo que se puede, dado que la historia misma es una complejidad de ires y venires entre el teatro, el cine y la vida personal de las dos actrices y la asistente. Los saltos de un mundo al otro son, a veces, imperceptibles, lo que le da cierto sabor exuberante al filme. Pero a pesar de todo ello, sabiendo que tenía ante mis ojos una obra tremenda, en varios momentos mi mente se esfumaba. Se necesita una alta dosis de paciencia y coraje para seguir una cinta de este estilo que rompe con los esquemas convencionales de narración. Finalmente, algo que no puedo callar: los continuos errores de edición que, a un espectador cazador de gazapos, se le vuelve algo intolerable. Fue demasiado común ver que de una toma a otra las cosas no encajaban: una mano que aparece donde no debía estar… un vaso lleno cuando en la toma anterior estaba vacío… posturas cambiadas de un momento a otro. En fin, no me arrepiento de verla y no niego que es una obra de arte, pero no es el tipo de filme que me cautiva pues supone prepararse como se prepara alguien para una exposición en la universidad. 14-10-2016.


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