De nuevo admirado por los análisis que realiza este buen periódico. En este número encontramos varios ejes en los artículos. Empiezo reseñando “Argentina cambió” (Carlos Gutiérrez) que hace una reflexión crítica de los aciertos y los desaciertos del gobierno kirchnerista en Argentina. Sigue “¿Quién le teme a la verdad en Colombia?” (Maurice Lemoine) que da noticias interesantes de la negociación de La Habana con la guerrilla de las FARC: “la tragedia colombiana se cobró 218.094 muertos (el 19% combatientes) y provocó el desplazamiento forzado de 5.712.506 personas entre 1958 y 2012. Cuenta curiosa, por cierto, que excluye las 200.000 víctimas caídas entre 1948 y 1954, durante la espantosa guerra entre conservadores y liberales que pasó a la historia como “La Violencia”” (p. 6). Otro artículo continúa esta línea: “Paz en Colombia, democracia en Venezuela” (Juan Gabriel Tokatlian) que nos recuerda el papel fundamental de Hugo Chávez en las negociaciones de paz en Colombia. Pasando a Venezuela, está el trabajo “Arena, sol y recreación” (Ayelén Oliva) que deja en claro que no todo es crisis en Venezuela y la vida continúa, a pesar de las precariedades que allí se están pasando. Me encantó en dicho artículo una defensa de la renovación política: “Carlos Pachecho, de 67 años, al salir del colegio asegura que “cada tanto hay que revolver la olla” para que la cosa no se estanque” (p. 9).
Siguiendo la lectura encontramos “La hidra de la crisis” (Carlos Maldonado) que reflexiona sobre el concepto “crisis”, señalando que hay algunas reales y otras fabricadas por los beneficios que traen a ciertos sectores políticos y/o económicos. Las crisis reales serían, por ejemplo, las medioambientales, mientras que las fabricadas suelen ser las económicas. Para poder enfrentar las crisis contemporáneas se requiere una formación especial: “El carácter sistémico y sistemático de las crisis en curso, demanda, como condición mínima, una estructura de pensamiento y acción equivalentemente sistémica… En una palabra, frente a la apariencia… se trata de crear nuevos estados de fase y más y mejores grados de libertad. Y eso se llama, más ampliamente, ganas de vivir, júbilo, mucha esperanza, alegría y juego, que son algunas de las características de un fenómeno que se quiere cada vez más libre” (p. 11). Articulado con lo anterior está “Una bomba de tiempo financiera” (Lemaire & Plihon) que critica la nueva reforma financiera europea: “la propuesta faro de la Comisión concierne al desarrollo de la titularización de los préstamos bancarios. Con esta técnica, los bancos revenden sus créditos en los mercados de capitales en forma de títulos financieros, lo que les permite deshacerse de sus riesgos al tiempo que embolsan las comisiones recibidas en el momento del otorgamiento de los préstamos” (p. 12) lo que es repetir las causas de la crisis del 2008, perdiendo la memoria de los sufrimientos recientes (p 13).
Aparece ante nuestros ojos “Una alianza plagada de fracturas” (Pierre Conesa) que intenta poner en evidencia la altísima complejidad del movimiento Estado Islámico. No puede reducirse, como sueña la lógica simplista occidental, el terrorismo del EI a una sola variable. En la complejísima realidad del Medio Oriente, EI está en la encrucijada de una larga y muy complicada red de alianzas e intereses donde es casi imposible poner a todos los actores en solo uno de dos bandos. Volvemos pues al hecho que para poder comprender los conflictos contemporáneos se necesita de las herramientas de la sistémica. Le sigue el trabajo “Los orígenes del yihadismo” (Nabil Mouline) que explica la evolución histórica del ideal yihadista, lo que permite comprender de mejor manera como hoy día esa palabra se asocia con el terrorismo de ciertas sectas radicales musulmanas, las cuales, no perdamos de vista, surgieron con apoyos de Occidente hace pocas décadas. Complementa lo anterior “Recelos de Arabia Saudita” (Ibrahim Warde) que pone en evidencia los problemas de política exterior de Arabia Saudita pues está en una crisis económica fruto de la caída del precio del dólar, pero ve cómo su enemigo regional (Irán) logra mejorar sus relaciones con Estados Unidos, lo que cambia sus estrategias políticas y militares en la zona.
Ahora bien, el terrorismo de radicales musulmanes, como el EI, ha aumentado el miedo en Europa, el cual es aprovechado por fuerzas políticas que obtienen así réditos políticos; esto lo analiza “Amenazas a la libertad” (Patrick Baudouin): “los atentados no se originan en la insuficiencia de leyes represivas, sino en las fallas de los servicios, de la policía y de la justicia, debidas a una falta de medios financieros, técnicos y humanos… El acto terrorista tiene por fin provocar el terror e intimidar a una población. Sus autores buscan desestabilizar y fragilizar las democracias desacreditando sus valores universales de libertad y de humanidad. Liberarse aunque sea un poco de las reglas del Estado de Derecho es como concederles la victoria” (p. 21). Esto está de la mano con “Una guerra perdida de antemano” (Serge Halimi) que critica la política exterior del gobierno francés pues está replicando el modelo fracasado de las intervenciones estadounidenses en Afganistán e Irak.
Encontramos un interesante artículo denominado “Birmania, las grandes reformas de la democratización” (Renaud Egreteau) donde exponen los retos de la nueva democracia birmana, puesto que los conflictos étnicos están al orden del día y el ejército aún controla importantes sectores de la política.
Rescato “Memoria de la impunidad” (Lena Bjurström) quien informa de la masacre de cientos de miles de ciudadanos indonesios acusados de ser comunistas en 1965. No sabía de dicha masacre considerada por la propia CIA como uno de los “peores crímenes masivos del siglo XX” (p. 27). La gran disyuntiva está en cerrar, de una vez por todas, ese capítulo negro de la historia de dicho país (amnistía y olvido) o darle luz para aprender una lección de aquella matanza (verdad y memoria). Igual tensión entre olvido y memoria es la que se juega en los países que intentan salir de un conflicto armado, como Colombia.
Siguiendo la lectura del periódico nos encontramos “Cómo la agroecología puede alimentar al planeta en forma duradera” (Gérard Le Puill) que plantea que un cambio no solo en la forma de producir alimentos sino también en la cultura consumista puede dar lugar a la reducción del calentamiento global a la vez que impediría el hambre mundial. Excelente ejercicio de cómo la ciencia da buenas pistas para que lo que debería hacerse, aunque poca confianza hay de que así se haga pues dichas recomendaciones no siempre están acordes con el modelo económico dominante. En esta línea aparece “El cambio climático exige respuestas” (Ignacio Ramonet) que sentencia: “cambiar de modelo energético sin modificar el modelo económico significa correr el riesgo de que sólo se desplacen los problemas ecológicos” (p. 30).
Cambiando de temática encontramos “El arte en la era de las rentabilidades” (Carlos Fajardo) que expone cómo el arte, otrora espacio de rebeldía, se ha mercantilizado: “El arte que antes chocaba, y era un peligro para las sensibilidades, hoy por hoy encanta por su fascinante forma de entrega a una causa perdida. El mundo de arte entra a las esferas de la conciliación” (p. 31). Muy diferente a la forma de entender el arte por parte de Pasolini: “Cuarenta años sin Pasolini, ni luciérnagas” (Álvaro Sanabria) explica la cosmovisión política de un pensador demasiado incómodo para todos, siendo su principal enemigo el fascismo, pero no aquel enterrado en el pasado (el de Mussolini) sino el actual, el vigente: el consumismo. Esta reflexión se continúa en “Deslumbramiento de Pasolini” (Sébastien Lapaque).
Sigue un filosófico ensayo “Algunas consideraciones filosófico-históricas sobre el pensamiento latinoamericano” (Damián Pachón) que es un buen planteamiento del estado del arte de la filosofía latinoamericana y sus posibilidades de cara al futuro inmediato en el que claramente estamos ante un modelo de pensamiento que está muriendo, el eurocéntrico.
Finaliza el periódico con “De Jesús a Mahoma” (Akram Belkaïd) que expone un proyecto histórico que intenta mostrar las fuertes relaciones entre cristianismo e Islam en la época de Mahoma, de forma tal que con ello se busque una nueva reconciliación entre ambas religiones enemistadas más por temas políticos que realmente teológicos. Muy pero muy interesante la explicación teológica de la importancia de Jesús y María para los primeros musulmanes.
En fin, como suele suceder, cada ejemplar de este periódico constituye un crecimiento personal justo por el reconocimiento de la complejidad del mundo que nos rodea. Ojalá fuese así el periodismo colombiano.
No hay comentarios