“La dictadura perfecta” (México, 2014) o sobre cómo no ser demócratas en medio de la democracia

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Vi “La dictadura perfecta” (México, 2014) dirigida y coescrita por Luis Estrada con un elenco que ya ha participado en la mayoría de los filmes de este polémico director en torno a cómo funciona el sistema político mexicano (que bien puede extenderse a América Latina). Este filme en concreto refleja como los medios de comunicación y el gobierno mantienen una estrecha relación para manipular a la opinión pública y, de esta manera, garantizar que la corrupción siga haciendo de las suyas. Ahora bien, esta película es la cuarta de una serie de cintas de Estrada sobre la corrupción política, que empezó con “La ley de Herodes” (1999, sobre la corrupción del PRI a mediados del siglo XX), “Un mundo maravilloso” (2006, sobre la manipulación del gobierno en torno a la grave situación del país), “El infierno” (2010, sobre el narcotráfico y cómo atrapó las estructuras de poder) y, finalmente, este filme que ahora comento. Hay que ver todas estas películas para entender el funcionamiento perverso de los sistemas políticos latinoamericanos. El filme, estéticamente, está muy bien logrado. Se nota la madurez del director especialmente en cuanto la fotografía, si se compara con “La ley de Herodes”, sin decir que ésta haya sido mala. El sonido está muy bien y las actuaciones son imponentes. Ahora, antes de pasar a reflexiones políticas en torno al filme, habrá que decir tres cosas sobre esta cinta, desde adentro: a) como bien dice el director al inicio de la cinta, cualquier parecido con la realidad NO es coincidencia. Efectivamente, los aspectos más centrales de la narración están tomados de escándalos reales en la política mexicana. Son decenas los puntos en que la película se conecta con hechos reales del país, lo que tal vez sólo pueda apreciar adecuadamente un mexicano. b) El gobernador ultracorrupto que, gracias a los medios de comunicación (en clara alusión a Televisa), logra el mayor éxito político, es Carmelo Vargas, mientras que el político ultracorrupto de “La ley de Herodes” es Juan Vargas. Ambos roles interpretados por el mismo actor (Damián Alcázar). Creo que el público se imaginó (y es algo que no choca con la trama) que hay un parentesco entre ambos personajes. c) El filme ha sido denostado por la clase política y los medios de comunicación mexicanos, no obstante, quedó como documento fílmico de gran éxito comercial que no deja de cosechar triunfos. Lo que sí me deja inquieto es cómo estas películas que denuncian el quehacer cotidiano son masivamente consumidas pero no provocan, como se esperaría,  transformaciones sociales a corto plazo. Parecería que estas películas están en la lógica del consumo: se ve, se dice que reflejan la realidad del país, se continúa todo tal cual. Pasando ya a las temáticas que esta cinta permite para un ciclo de cine foro, debo señalar que son tantas que me limitaré a dos, pero obviamente el espectador sabrá que hay más temas por explotar. El primero tiene que ver con la corrupción y la forma como ésta se ha perfeccionado incluso a costa de la opinión pública que se queja de ella. Es decir, la corrupción logra tales niveles de perfeccionamiento que mucho de lo que creemos la ataca, la termina fortaleciendo, aspecto que analiza Foucault en torno al perfeccionamiento de la perversidad del poder mediante el perfeccionamiento de los dispositivos de control, así como otros trabajos que ya analizaron esta misma situación en torno al derecho anticorrupción (ver aquí). En este sentido encontré una fuerte relación de la película brasilera “Tropa de Élite 2” con este filme que ahora comento. El segundo es que refleja, de una manera contundente, los problemas más serios de nuestra “democracia”, en especial cómo los medios de comunicación terminan por ser más que cómplices en los ejercicios despóticos (y de allí el nombre de la película) del poder político. El cine, hay que decirlo, ha estado muy activo mostrando cómo las democracias están lejos de ser perfectas (asunto que analicé en el pasado: ver aquí). Sin embargo, opino yo, aun es una idea que sigue valiendo la pena. Así las cosas, recomiendo ampliamente este filme en especial por sus lecciones políticas que no pueden dejarse pasar por alto. Excelente película. 26-06-2015.


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