Vi “Prisioners” (USA, 2013) dirigida por Denis Villenueve (a quien recuerdo gratamente por su “Enemy”, 2014), película que cuenta con un buen reparto actoral. La trama del filme gira en torno a la desaparición de dos niñas, la investigación de un policía que no se da por vencido y de dos familias que se creen con el derecho a cualquier cosa con tal de recuperar a sus hijas. El filme, digámoslo de entrada, tiene muy buena fotografía (no en balde fue nominada por ello a un Oscar) que se refleja en el buen manejo de cámaras y escenas. Pero más allá que eso, está la gran trama de suspenso (que se le debe al guionista Aaron Guzikowski), propia del género policiaco, donde nada termina siendo lo que parece. Además, esta trama está acompañada de una buena banda sonora. Es excelente cómo hacen perder constantemente al espectador en sus anticipaciones sobre lo que va a ocurrir. Las actuaciones son destacables: incluso la de Hugh Jackman, a quien poco aprecio le he tenido por su errática carrera artística. Ahora, hay un tema que vale la pena que el espectador lo medite luego de darse el gusto de ver esta cinta: ¿Qué derechos tienen los padres de violar los límites legales si consideran que con ello pueden lograr recuperar a sus hijos? Dicho con otras palabras, ¿cuál o cuáles son los límites de la ley? El tema no es sencillo puesto que existe una justificación casi que “natural” a usar la violencia para la protección propia y del círculo más cercano. Sin embargo, hasta esa violencia debe tener límites. Ponderar adecuadamente los límites de la defensa personal con los del ataque recibido con miras a la consecución de un objetivo razonable, es de las tareas más duras y no sólo del juez, sino de cualquier persona en momentos críticos. Pero recordemos que el valor de una persona, su heroicidad, saber quién es quién, sólo se observa en los momentos críticos. La recomiendo plenamente. 29-01-2015.
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