Sobre cómo la búsqueda del amor retrata la podredumbre del existir

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Vi “Un beau soleil intérieur” (“Un sol interior”, 2017, Francia) dirigida por Claire Denis [1946-], de quien recuerdo su obra prima, “Chocolat” (1988) que fue, a mi modo de ver, su mejor obra. Este filme tiene guion de Christine Angot y Claire Denis, sobre un texto de Roland Barthes: "Fragmentos de un discurso amoroso". El reparto es de lujo: Juliette Binoche (aplausos), Gérard Depardieu, Nicolas Duvauchelle, entre otros. Estamos ante una película difícilmente clasificable: tiene algo de drama romántico y otro poco de (anti)comedia romántica. Pero no logra cuajar ni en lo uno ni en lo otro. Trata sobre Isabelle (Juliette Binoche), madre divorciada, ansiosa por encontrar el amor total, un amor incondicional, pero que solo se encuentra con decepciones, con hombres que no están dispuestos a satisfacer la búsqueda de la protagonista o que, simplemente, no pueden colmar sus altas expectativas. Antes que nada, pasando a elementos estéticos, dentro de la cinta brilla la caracterización que Binoche logra hacer de Isabelle. Un personaje tan complejo como confuso y contradictorio, solo podía estar en manos de una actriz experimentada. Es por ello, que las nominaciones que ha recibido esta obra se han centrado, en su mayoría, en elogiar el papel de Binoche. No obstante, el filme no logra cuajar en tanto es una sumatoria de diálogos, algunos monótonos y otros algo un poco más interesantes, con una trama difícil de seguir por el ritmo denso y tedioso que impuso la directora. Rescato, eso sí, la fluidez que logra el diálogo final entre un consejero adivinador (Depardieu) e Isabelle, sobre el futuro que le depara a esta última en cuanto al amor. En el fondo, creo yo, se busca retratar cómo el amor se presenta, a la vez que se diluye, en discursos a los que todos tienen acceso creyendo equivocadamente que así se contrarresta la soledad. Igualmente, se intenta dibujar el drama existencial de una mujer que, en una época de velocidad e infortunio, busca como salvavidas el amor, un amor al que deifica, sobrevalora como la salvación pura en una humanidad cada vez más conectada en ciertos niveles de la comunicación, pero igualmente cada vez menos conectada en la sincera transmisión de los sentimientos. Podría decirse que la búsqueda irrefrenable de Isabelle por el amor de un hombre, constituye un retrato macabro de una humanidad que trasvasa su angustia existencial en el afán de un amor perfecto, como bálsamo de las heridas propias del diario vivir. En este sentido, podría decirse que estamos ante una película existencialista, una nueva forma de presentarse cinematográficamente “La náusea” de Sartre o “El Extranjero” de Camus, obras angulares del existencialismo francés. En conclusión, no es de las cintas que me convoquen, por su excesiva centralidad en un personaje y el ritmo narrativo que la lleva a ser tediosa. Pero no por ello puedo ignorar que invita a la reflexión, a un punto de decir de que es una metáfora de la lucha existencial, oscura y perdida, de una humanidad que ya no sabe qué hacer para sentirse a gusto consigo misma. 2019-01-22.


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