Sobre el drama del primer amor (cuando tienes una sociedad en contra y un padre a favor)

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Vi “Call Me by Your Name” (“Llámame por tu nombre”, 2017, Italia), dirigida por Luca Guadagnino [1971- ] y escrita por James Ivory, quien a su vez se basó en la novela homónima de André Aciman. Es importante anotar la influencia de Jonathan Demme [1944-2017], director reconocido por obras como “The Silence of the Lambs” (1991) y “Philadelphia” (1993), en la carrera de Guadagnino. Igualmente, la obra cierra la trilogía “Deseo” de Guadagnino, que inicia con “Io sono l'amore” (2009) y “Cegados por el sol” (2015). El reparto está integrado por Timothée Chalamet, Armie Hammer y Michael Stuhlbarg, entre otros. La película está ambientada en una pequeña localidad del norte de Italia, en el año de 1983. Narra la historia de amor que surge entre el brillante adolescente Elio Perlman (Timothée Chalamet) y un estudiante estadounidense, Oliver (Armie Hammer), quien hace una corta estancia en la casa de verano del padre de Elio. Valga señalar que el guionista, Ivory, iba a ser el director, pero esta labor terminó en manos de Guadagnino. El filme tuvo su estreno mundial el 22 de enero de 2017 en el Festival de Cine de Sundance y desde entonces ha cosechado triunfos y recibido nominaciones y premios por doquier, en especial por la dirección, el guion, la banda sonora (mérito de Sufjan Stevens, la cual lleva al espectador a los maravillosos ochenta) y los roles protagónicos. Igualmente, es resaltable el uso de recursos estéticos de aquella época, como la fotografía y la dirección artística, que le imprimen mayor verosimilitud a la narración. Es decir, la cinta bien podría pasar como una hecha en la década de los ochenta del siglo pasado. El filme es claramente un drama romántico, pero sabe superar el tópico de la homosexualidad al presentarlo con una notable naturalidad, lo que ya es un mérito adicional de la cinta. Exhibir la homosexualidad contribuirá al reconocimiento de la diversidad. No obstante, debo confesar, que esta cinta me dejó cierto sinsabor, por dos motivos importantes. El primero de ellos es su extensión (130 minutos) que bien pudo haberse presentado, sin perderse nada del drama, en 90 minutos. El segundo es la lentitud de ciertas partes de la obra. A veces, por querer decir muchas cosas, con los recursos líricos visuales, se termina por aburrir a un espectador que, de otra manera, se habría sentido transportado a un mundo paralelo donde dos jóvenes confrontan al (primer) amor y deciden vivir a pesar de los prejuicios, ante todo. Así las cosas, a pesar de su honestidad narrativa en lo que atañe a la representación del amor, de un lado, y de los personajes entrañables que cautivan al espectador (como el padre de Elio), del otro, creo que la película requiere de un espectador disciplinado, algo terco, para mantener las emociones durante tanto tiempo y durante episodios tan circulares como los que se ofrecen. La recomiendo, pues, con los matices ya vistos. 2018-07-04.


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