Sobre cómo hacer una puesta en escena de otra puesta en escena: la comedia del espectáculo de la vida

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Vi “Mi gran noche” (España, 2015), del ultrareconocido director Álex de la Iglesia [1965- ], y escrita por él mismo, junto con Jorge Guerricaechevarría. El reparto es de lujo: Raphael (aplausos), Mario Casas (muy bien), Pepón Nieto, Blanca Suárez y Carlos Areces (aplausos), entre otros. Estamos ante una comedia negra, una parodia irónica y afilada sobre el mundo del espectáculo. Hay que agregar que el nombre de la película corresponde a una canción popularizada justo por Raphael. La cinta narra cómo se graba una gala musical que será proyectada en la Nochevieja, lo que exige encerrar al elenco de artistas y extras para tal fin. En este encierro aparecen una docena de personajes, todos con su propia historia, que terminan por cruzarse alrededor del gran ídolo Alphonso, interpretado magníficamente por Raphael. ¿Qué decir de la cinta? Claramente se ve la mano de su director, aunque estamos ahora en una comedia y no en un drama. Uno de dichos elementos de autor es el encierro que logra aflorar la condición humana sobre los convencionalismos cotidianos; otro sería la narración subversiva, que trasmuta cualquier expectativa del espectador, en este caso para llevarlo a la risa. Hay que decir que la crítica especializada se divide entre los que odian o aman la cinta. Pocos se atreven a un punto medio al momento de evaluarla. Mi criterio es que la cinta es hilarante, en lo que toca con la comedia (aunque debo confesarlo que el esfuerzo por hacer reír se nota demasiado, de manera tal que no fluye con la naturalidad de las películas de culto del género) pero es un tipo de cine al que hay que ir sin muchas ilusiones y de la que hay que salir del teatro sin hacerle muchas preguntas. Resalto, entre varios aspectos posibles, los diálogos (afilados como cuchillos y algunos inteligentes hasta la médula), la trama satíricamente anárquica y las actuaciones de los protagonistas, en especial de Raphael cuya sobreactuación no desentona sino todo lo contrario: le da vida a Alphonso, quien es el personaje que queda en la mente del espectador hasta mucho tiempo después. Solo en un cine así, la actuación de Raphael sería meritoria. Quisiera, eso sí, reflexionar sobre la puesta en escena (película) de una puesta en escena (la gala artística) de lo que es una puesta en escena (la vida misma), lo que se constituye como una fuente de reflexiones y parodias con la cotidianidad misma: ¿acaso nuestro entorno es algo más que un teatro? La recomiendo entonces con los matices señalados. 2018-07-05.


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