No hay que pedirle peras al olmo

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Vi “Coco” (EEUU, 2017), dirigida por Lee Unkrich [1967- ] y Adrián Molina [1985- ], quienes a su vez trabajan para Pixar; con guion del propio Molina y Matthew Aldrich. Se narra cómo Miguel, proveniente de una familia de zapateros mexicanos, desea hacerse músico y, por su pasión prohibida por su familia, termina viajando al mundo de los muertos para reivindicar a sus antepasados. La obra, estéticamente hablando, es de gran calidad. No en vano ha sido muy premiada; por ejemplo, dos Premios Oscar (Mejor largometraje de animación y mejor canción), mejor filme de animación en los Globos de Oro y los Premios BAFTA, once premios Annie, etc. No estamos, pues, ante una cinta menor. Ahora, esta es una comedia familiar, con un clarísimo acento comercial. Justo, para lograr sus fines, es que la trama de vuelve emotiva (en algunos momentos un melodrama sentimentaloide) que aplaude la identidad cultural por medio de temas muy mesoamericanos como la íntima conexión entre la muerte y la familia, el pasado y el futuro. El filme usa, para este fin, de personajes que inspiran ternura y, en varias escenas, comicidad. Pero para que encajen bien con el propósito, parte de personajes superficiales, poco complejos en sus caracteres. Por iguales motivos, no hay mayor drama, de forma tal que la historia es predecible (salvo ciertos giros interesantes en la historia, en especial sobre la identidad del autor de la canción central que terminará por desatar la trama) y algo cursi. Pero repito, hay que saber ante qué estamos para saber qué le pido. Eso sí, hay que ver de todo un poco, para afinar los gustos, de un lado, y para extraer enseñanzas, del otro. Igualmente, para no caer en la monotonía de estar siempre detrás de lo que ya se sabe que apasiona. Por eso acepté el reto de ver “Coco” y saco cosas interesantes. Me entretuve y valoré sus cualidades técnicas. Finalmente, interesante la invitación que se hace a seguir la propia vocación (idea que se ha fortalecido en la cultura millennial), de un lado, y los aplausos que se le termina haciendo a la diversidad cultural, en este caso, al reivindicar los valores mesoamericanos (especialmente mexicanos) en un mundo globalizado, del otro. 2018-04-17.


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