Sobre cómo hacer un gran espectáculo, sin tener que ofrecer un gran drama

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Vi “The Revenant” (“El renacido”, 2015), un filme de 156 minutos (!), producida en EEUU y dirigida por el gran Alejandro González Iñárritu [1963-]. El guion es una obra colectiva entre el director y Mark L. Smith, basado en una novela homónima de Michael Punke [1964-] (experto en temas de comercio internacional). El dúo protagónico es de lujo: Leonardo DiCaprio y Tom Hardy. Debo señalar que ambas actuaciones fueron correctas, pero pudieron ser sublimes si el guion lo hubiera facilitado; de esto hablaremos más adelante. La cinta, basada parcialmente en hechos reales, narra una exploración de tramperos en 1823, con el fin de conseguir pieles. En dicha expedición, el explorador Hugh Glass (Leonardo DiCaprio) queda atrapado entre la naturaleza salvaje, la traición de un compañero de expedición, John Fitzgerald (Tom Hardy) y una tribu de indígenas que buscan a una princesa raptada. El protagonista, reclamando venganza, supera todos los obstáculos que se le presentan. La película ha barrido en varias premiaciones (3 Premios Oscar: mejor director, actor (DiCaprio) y fotografía; 3 Globos de Oro: Mejor película drama, director y actor (Leonardo DiCaprio); 5 Premios BAFTA: Mejor película, director, actor (DiCaprio), fotografía y sonido; etc.). Ahora bien, ¿qué podemos decir de ella? En primer lugar, se nota el ánimo de crear un cine-espectacular, es decir, el nuevo formato de las superproducciones que busca reemplazar en el género a aquellas mega-cintas de los 50 y los 60 del siglo pasado, formato que busca hacer películas para el hall de la fama, aunque no necesariamente para ser cine de culto. Me explico: tanto el director como los productores querían hacer algo grande, algo que quedara en la mente de los espectadores cotidianos, aunque no necesariamente en la de los críticos. Un nuevo cine metafísico o de espectáculo, diferente al de hace 50 años, pero con la misma intención. ¿Lo lograron? Sí, con creces. Este filme no desaparecerá fácilmente en la representación colectiva del cine de Hollywood. Pero, ¿será una película de culto, reverenciada por marcar un hito? Sí marca un hito para la industria, pero poco añade al arte. Con base en lo anterior paso al segundo punto: la película es más que correcta en lo que atañe a la fotografía, las actuaciones, la edición, la música, etc. Es una obra muy bien lograda en lo estético-industrial. Pero hay algo que quedó descuidado por el afán de la hacer un mega-espectáculo: el guion. Es una obra de entretenimiento, aunque a veces abusa con el tiempo excesivo, de un lado, y la simpleza dramática, del otro. Justo esto último es lo que más se extraña en la obra y me lleva al tercer aspecto: no hay mayor drama, lo que termina siendo una camisa de fuerza para el dúo protagonista. El drama se resume a aguantar todo lo que le acontece al personaje central, pero no en sus caracteres y no se refleja en los diálogos. Es un drama meramente exterior, salvo algunos y esporádicos momentos espirituales que no contribuyen a salvar el quid dramático. En conclusión, es una obra de espectáculo en el mejor sentido de Las Vegas, de aquellas obras que, por su altísimo despliegue de efectos visuales, quedará en el recuerdo del espectador, pero nada más que eso. Lástima por DiCaprio, quien si bien se lució con esta obra, pudo haber hecho una mejor actuación si el drama hubiera intentando enraizarse en lo más profundo de su personaje. La recomiendo, eso sí. 2017-10-17.


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