El amor, en la guerra, hace comparecer la condición humana

www.filmaffinity.com
Vi “Suite française” (Suite francesa, Reino Unido, 2014) dirigida por Saul Dibb [1968-], quien cuenta con una corta pero interesante carrera en el cine, y coescritor, junto con Matt Charman, del guion, adaptación de la novela de Irène Némirowsky (novelista ucraniana, residenciada en Francia, que murió en un campo de exterminio nazi). El reparto es de lujo y la dupla de protagonistas lo hace más que bien: Michelle Williams y  Matthias Schoenaerts. La película es un drama romántico ambientado en la ocupación alemana de Francia. En 1940, una francesa, Lucile Angellier (Michelle Williams), casada con un oficial del ejército francés que está en un campo de prisioneros alemán, quien vive con su fría y odiada suegra, se encuentra con un joven y culto oficial alemán, Bruno (Matthias Schoenaerts), quien vive con ellas. De ese encuentro surge un amor imposible, no sólo por ser de bandos opuestos, sino también por las circunstancias especiales, privadas, de cada cual. Ahora bien, la cinta es una correcta interpretación, con una gran puesta en escena, pero con algunos limitantes en cuanto la historia misma (la adaptación es mediocre). Empiezo con los protagonistas: Considero que hacen una importante labor, que denota los méritos de la dirección artística. Son interpretaciones que, dentro de la parsimonia y frialdad inglesa (que hace extrañar el candor y el calor francés), logran ser veraces. Sigo con la buena ambientación de la época, que va más allá del vestuario. El problema, a mi modo de ver, está en la historia misma. La historia es muy acartonada, pensada más en la cosmovisión del drama romántico inglés que en uno francés (a pesar de que la protagonista y el contexto deberían haber sido vistos “a la francesa”). De otro lado, hay más drama amoroso que historia misma. Es justo la fuerza subversiva que hay detrás del amor entre dos enemigos, lo que logra superar las deficiencias de la historia. Pero no es que la historia se mala. Lo que se trata es que es acartonada y, en varios momentos, el desenlace propuesto raya con lo inverosímil (pienso en la traición del joven oficial: al finalizar hay una escena algo ridícula: el joven oficial conmovido por el amor, le pasa desapercibida la muerte de dos de sus soldados). Considero que no se supo sacar provecho atronador a una historia que podía dinamitar la estructura misma del canon romántico. La falta de atrevimiento del director y de los guionistas termina por servir una obra correcta, dramáticamente correcta, pero sin sobresaltos. Claro está que, no olvidemos, estamos ante una adaptación de una novela, por lo cual la capacidad creativa del director ya está, de entrada, más que limitada. Finalizo invitando a dos reflexiones al espectador, diferentes a las intenciones románticas evidentes (que son las que ve a primera vista cualquier espectador). La primera tiene que ver con que el enemigo es tal, en tanto no se le permita “hablar”. El enemigo, una vez metafóricamente se quita el uniforme, es alguien como cualquiera. El amor, en este caso, permitió desnudarse a dos personas en bandos contrarios. El amor acerca lo que la guerra aleja: la condición humana. En segundo lugar, la fría suegra es moldeada por las circunstancias, lo que le permitió abrirse al mundo sufriente que la rodeaba, hasta convertirse en una auxiliadora compasiva. En fin, esta película permitiría analizar conceptos relevantes de la filosofía de la otroriedad, de la alteridad y del existencialismo. La recomiendo, entonces, 22-05-2017.


No hay comentarios

Leave a Reply