Sobre cómo retratar a un enfermo mental introduciendo al espectador en la trama

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Vi “Nightingale” (USA, 2014), hecha en formato telefilm, dirigida por Elliott Lester (con una modesta carrera en el cine), con guion de Frederick Mensch y una grandiosa actuación de David Oyelowo (un experimentado actor que ha sido reducido a ser de reparto). Es un monólogo que trata de la degeneración psicológica de un veterano estadounidense de la guerra de Irak. Este tipo de filmes, con un solo actor y en una sola localidad (la casa del veterano que comparte con su madre), exige demasiado, pero debo decirlo, aquí se cumple cabalmente con lo exigido. El filme, a pesar de su modestia en cuanto la producción y el lanzamiento, como si ella misma se ubicase como cinta de segundo nivel, muestra a un Oyelowo que transmite con confianza y de manera convincente la crisis de un hombre trastornado y, por ello, errático. La secuencia de la cinta permite que el suspenso y la emoción se transmitan al espectador y, definitivamente, se convierta en más que eso: termina sintiéndose alguien más de la trama, juzgando con severidad y otras veces con indulgencia los hechos narrados. Para lograr este efecto, el director pone al protagonistas a dialogar en varias escenas con la cámara de su computador o celular, esto es, con el anonimato de la Web (el veterano graba en la Red sus sensaciones y las transmite en vivo) como artificio para atraer al espectador hacia la cinta misma. Al finalizar, el espectador sale con intrigas, bien provocadas desde la narración, como saber cuáles de las llamadas eran reales y cuáles fingidas por el propio joven trastornado. En cuanto su utilidad para ciclos de cine-foro, considero que a los que trabajan temas de salud mental les caería como anillo al dedo esta película, pero igualmente la cinta le permite al espectador escabullirse no sólo por los recovecos de un enfermo sino también por los misterios de las relaciones sociales, de las personas que nos rodean, de una sociedad que sólo muestra una faceta “sana” de lo que significa ser-con-otros. Una mirada foucaultiana del asunto no nos caería nada mal. Concluyendo no entiendo por qué muchos críticos le han dado palo al filme, tal vez por salirse de los esquemas convencionales de la narración de thriller psicológicos. A mí me gustó justo por su creatividad y, a la vez, porque a pesar de que un espectador pueda creer que todo está claro en el quid dramático, realmente no lo está, como sucedería en la vida real con personas aquejadas como lo está el veterano sobre el que gira la acción. Eso sí, al ser un monólogo y una filmación en un solo espacio, podría parecer algo aburridora para quienes no están acostumbrados a este tipo de formatos. Pero los invito a que la vean, y se sorprenderán de lo que ofrece. 10-02-2016.


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