Leí “Morte e Vida Severina” de João Cabral de Melo Neto

Foto propia
MELO NETO, João Cabral de. Morte e Vide Severina. Rio de Janeiro: MEDIAfashion, 2008. 136p.

Leí “Morte e Vida Severina”, libro poético del autor brasileño (poeta y diplomático) João Cabral de Melo Neto [1920-1999], que constituye, según la crítica, su obra más famosa y bastante leída, incluso en la actualidad. Es tal su fama que ha sido llevada, hasta donde conozco, dos veces a la pantalla grande. La primera, en formato de teleteatro musical (producido por TV Globo) en 1981, bajo la dirección de Walter Avancini y música de Chico Buarque (ver aquí). La segunda, en formato animado en 2010, bajo la dirección de Afonso Serpa (ver aquí).


Este libro fue publicado originalmente en 1955 y escrito entre los años 1954 y 1955. El texto está dividido en 18 secciones y escrita en metro heptasilábico, verso de siete sílabas (que parece, por su métrica, como un canto) venido a menos con el modernismo, pero que es típico en la poesía popular del noreste de Brasil (en especial del cordel), donde Melo Neto es oriundo.

Este libro se subtitula “Auto de Natal Pernambucano” (Auto de navidad pernambucano), lo que puede entenderse de varias maneras, pero la que más me agrada es considerar que allí se expone un comienzo esperanzador, a pesar de las limitaciones, los sacrificios y la pobreza que debe asumir el viajero pernambucano.

La obra narra el viaje de un campesino (un “retirante”) que huye de las sequías[1] y la pobreza que asolan anualmente la región noreste de Brasil. Se dirige al mar por medio de un río (“Para o mar vou descendo/ por essa estrada da ribeira”, p. 11), a la ciudad de Recife (vista como un faro de esperanza a la vez como un destino fatal), pasando por tierras fértiles, en un ciclo repetitivo de explotación, devastación y huida.

El tema de los "retirantes", inmigrantes dentro de su propio país, ha sido muy tratado por la literatura brasilera, como la famosa novela “Vidas Secas” [1938] de Graciliano Ramos [1892-1953]. Sin embargo, la mirada que ofrece João Cabral logra ser original en muchos sentidos: se centra en el viaje de Severino (que es un migrante, a la vez que todos los migrantes pernambucanos[2]) hacia la ciudad, teniendo como contrapunto narrativo la Natividad, en medio de la dureza del sertão (vasta región geográfica, semiárida, ubicada en el noreste brasileño[3]).

Pero no es solo la riqueza estilística lo que me llamó la atención del texto, pues en ella se pasa lista de varios temas que ejemplifican las venas abiertas de Brasil en especial y de Latinoamérica en general: la desigualdad de la propiedad de la tierra productiva[4], de un lado, y la oposición entre la vida que le corresponde al desposeído[5] (que se ensarta en la aridez –real y alegórica– del sertão, tal como es descrito por Melo Neto) con la que le corresponde al latifundista y el citadino (pp. 97-98[6]) (que se mezcla con la exposición bondadosa de los cultivos y la urbe), del otro.

Al finalizar, la obra también introduce el elemento de la angustia del migrante sobre si debe terminar o no con la miseria de su viaje arrojándose al río[7], uno que corre igual para todos, uno que lleva tanto la vida como la muerte de quienes lo circundan y lo navegan, uno que se convierte en un personaje más del poema (“para os bichos e rios/nascer já é caminhar”, p. 9)[8], intenciones suicidas que se cortan por el nacimiento de un niño, una representación del niño-Jesús, que es bien-recibido por todos en el río[9], con regalos humildes[10], como señal de esperanza[11], aunque todos saben que ese nuevo recién nacido, siguiendo un presagio, permanecerá unido a la realidad miserable en la que nació.

Por todo lo anterior, es que no puedo dejar de recomendar este texto, que no solo disculpa la soledad de quien está en cuarentena, sino también le da elementos para entender a aquellos que quedaron sin voz en la búsqueda de un mejor destino. 2020-04-22.




[1] Viendo los territorios afectados por la sequía, dice el poema: “Antes foram engenhos,// com suas caldeiras vivas;// agora são informes// partidos que nada identifica” (p. 25).
[2] "Ao entrar no Recife,// não pensem que entro só.// Entra comigo a gente// que comigo abaixou// por essa velha estrada// que vem do interior;// entram comigo rios// a quem o mar chamou// entra comigo a gente// que com o mar sonhou// e também retirantes// em quem só o suor não secou// e entra essa gente triste,// a mais triste que já baixou” (p. 29).
[3] “Só que aqui há mais homens// para vencer tanta pedra,// para amassar com sangue// os ossos duros desta terra”, p. 16. Más adelante agrega: “É a luta contra o deserto// luta em que sangue não corre// em que o vencedor não mata// mas aos vencidos absorve” (p. 51).
[4] Llamativo lo que dicen unos amigos de un trabajador muerto, al llevarlo al cementerio: “É uma cova grande// para teu pouco defunto,// mas estarás mais ancho// que estavas no mundo” (p. 90).
[5] “- E se pela última vez// me permite perguntar:// não existe outro trabalho// para mim neste lugar?// - Como aqui a morte é tanta,// só é possível trabalhar/ nessas profissões que fazem/ da morte ofício ou bazar” (p. 87).
[6] En estas páginas dedicadas a los citadinos que pueden disfrutar de la ciudad, hay una sátira de las profesiones liberales: “e os profissões liberais// que não se liberaram jamais” (p. 98).
[7] “- Na verdade, seria mais rápido// e também muito mais barato// que os sacudissem de qualquer ponte// dentro do rio e da morte,// - O rio daria a mortalha/ e até um macio caixão de água;// e também o acompanhamento// que levaria com passo lento/ o defunto ao enterro final// a ser feito no mar de sal” (p. 100).  
[8] “Deixando vou as terras// de minha primeira infância.// Deixando para trás// os nomes que vão mudando.// Terras que eu abandono// porque é de rio estar passando.// Vou com o passe de rio,// que é barco navegando.// Deixando para trás// as fazendas que vão ficando.// Vendo-as, enquanto vou,// parece que estão desfilando.// Vou andando lado a lado// de gente que vai retirando;// vou levando comigo// os rios que vou encontrando” (p. 12). Luego se lee: “Sempre em qualquer viagem// o rio é o companheiro melhor” (p. 15) y “Rios bem diferentes// daqueles que já viajam comigo.// A estes também abraço/ com abraço líquido e amigo” (pp. 20-21).
[9] Un niño bello “- Como qualquer coisa nova// inaugurando o seu dia.// - Ou como o caderno novo quando a gente principia” (p. 113).
[10] “Minha pobreza tal é// que não tenho presente melhor:”” trago papel de jornal// para lhe servir de cobertor;// cobrindo-se assim de letras/ vai um dia ser doutor” (p. 108).
[11] Le dicen a Severino: “é difícil defender,// só com palavras, a vida,// ainda mais quando ela é// esta que vê, severina// (...) É não há melhor resposta// que o espetáculo da vida:// (...) mesmo quando é a explosão// de uma vida severina” (pp. 114-115).

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