Sobre los límites del biopic

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Vi “Le jeune Karl Marx” (“El joven Karl Marx”, 2017, Francia), dirigida por Raoul Peck [1953-], director y activista político haitiano. La vida de este hombre es bien interesante por su vida pública, además por su filme “Lumumba” (2000) y el documental “I Am Not Your Negro” (2016); este último fue nominado a un Oscar. El guion de la película que ahora reseño es mérito del propio director, junto con Pascal Bonitzer y Pierre Hodgson. El reparto es de lujo: August Diehl (quien logró reconocimiento mundial por su papel como SS-Sturmbannführer Dieter Hellstrom en “Inglourious Basterds”, 2009), Stefan Konarske, Vicky Krieps y Olivier Gourmet, entre otros. Estamos ante un biopic, esto es, cine biográfico. La obra se centra en la amistad desarrollada entre Karl Marx y Friedrich Engels, y la escritura del Manifiesto del Partido Comunista. Empiezo mis comentarios en torno a los temas estéticos. La película está bien hecha: las actuaciones, la fotografía, la dirección artística, etc., son más que correctas. Sin embargo, no puedo perdonarle a la obra que se haya evitado en algunas escenas el multilingüismo europeo que sirvió de trasfondo al pensamiento marxista. El alemán, el francés y el inglés debieron ser más protagonistas de lo que realmente se ve en la cinta. Además, no deja de molestar en la versión que vi cómo se insertaron varios diálogos en alemán, desde estudio y no desde la escena natural, pues no todos los actores dominaban la lengua. Europa es ante todo una comunidad multilingüe. Pasando a temas de contenido, el filme genera un impacto positivo en el espectador cuando este es historiador o filósofo, especialmente cuando aparecen, aunque sea de manera esporádica, muchos personajes reconocidos de la época: Proudhon, Bauer, Bakunin, Ruge, etc. Sin embargo, esta misma experiencia positiva se puede tornar negativa pues ese tipo de espectadores no queda contento ante una biografía que se queda en las ramas: muchas veces se le pide al biopic que vaya a la exploración de las ideas y no solo la presentación del contexto, pero no olvidemos que ir al cine no es lo mismo que ir a clases, que estamos ante una película dramática y no ante un documental histórico. En alguna medida, las fuertes críticas que ha recibido la cinta giran en torno a lo anteriormente dicho: que no logra transportar la fuerza de las ideas que tenían entre manos Marx y Engels, para quedarse con la enunciación de un contexto general, el cual, sin embargo, para poder comprenderlo cabalmente exige un conocimiento histórico previo que no tiene todo espectador. Frente a la crítica anterior, solo estoy de acuerdo con lo último: esta obra, por las referencias tangenciales que hace, solo puede ser comprendida por quien tenga un conocimiento de los debates de la izquierda europea de mediados del siglo XIX. En fin, un biopic difícil para el público desinformado que tanto abunda, tristemente, en las salas de teatro, pero muy superficial para el experto. Dos cosas para finalizar. La primera que hay una escena que logró odios o amores: aquella en la que Marx y Engels se elogian mutuamente. A mi no me gustó… pareció más una escena seudo-romántica que una declaración intelectual. La segunda es que se reivindica la labor de la mujer en el surgimiento del comunismo, a pesar de que fueron los protagonistas varones los que pasaron a la historia. En conclusión, es una cinta buena, de la que se puede sacar buen provecho. La recomiendo. 2018-09-04.


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