Vi el “El ciudadano ilustre” (Argentina, 2016), dirigida por Mariano Cohn y Gaston Duprat, con guion de Andrés Duprat, y con un buen reparto, encabezado por el espléndido Óscar Martínez, acompañado de Dady Brieva, Andrea Frigerio y Belén Chavanne, entre otros. La cinta narra el viaje de un premio nobel de literatura, Daniel Mantovani (interpretado por Óscar Martínez), a su pueblo natal, Salas. Lo que empezó como un apoteótico viaje terminó siendo una pesadilla para el literato. Ahora bien, empecemos señalando que la película ha cosechado muchos éxitos en varios festivales y premiaciones, especialmente en las categorías de “mejor película latinoamericana”, “mejor actor” y “mejor guion”. Efectivamente, el protagonista logra construir un personaje complejo y completo, que irrita a la vez que llega a causar simpatía. Y el guion es muy rico en su narración, y parte de su riqueza está en el humor negro empleado, especialmente en la primera parte de la obra. Sugiero al espectador tener presente estos aspectos: 1) Salas sería algo así como el pueblo de Macondo de García Márquez, un “típico” pueblo latinoamericano donde la magia se vuelve realidad. 2) Se retrata, con ironía, el encuentro dramático entre la sofisticación cultural urbana y los estereotipos rurales. Este encuentro es el verdadero protagonista de la cinta. 3) Si bien la narración no cae en el itinerario del cine intelectual (o intelectualoide), pues es una obra para un público general, no deja de arrojar reflexiones profundas sobre el arte y la vida, como se esperarían de un premio nobel (resalto dos: “no hay realidad, sino interpretaciones” y la literatura es la mezcla de “lápiz, papel y vanidad”). 4) El final plantea un enigma sobre si lo narrado fue una ficción dentro de otra ficción. Así las cosas, es un filme en el que los cinéfilos encontrarán un buen producto que logra altas cotas en el guion y en las actuaciones, las que, por demás, dejan entrever cómo el éxito artístico es enrarecido en la típica sociedad latinoamericana, una sociedad que no concibe la dimensión del peso de la pluma, pero una sociedad sin la cual, la pluma no tendría de qué hablar. Es, pues, una sociedad más para héroes deportivos. Concluyendo, la película es magnífica, a mi modo de ver, por lo que no puedo dejar de recomendarla. 2018-01-04.
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