Sobre cómo la disciplina trae más problemas que soluciones

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Vi “Freistatt” (Alemania, 2015), dirigida por Marc Brummund (siendo esta su ópera prima) y con guion del propio director y de Nicole Armbruster. Es un drama alemán en el que se narra la brutalidad de un centro de reeducación cristiano para jóvenes, al que es enviado el rebelde Wolfgang (Louis Hofmann). Empecemos señalando que esta cinta está basada en hechos reales; pero ¿cuánto de realidad hay detrás de la cinta? Eso no lo sabremos a ciencia cierta. Por demás, ¿se han fijado en el impacto narrativo que implica decir que “está basado en hechos reales”? ¿Y qué significa eso? Como estamos ante el cine, no hay obligatoriedad de fidelidad en la narración, pues hay otros fines muy por encima. Alguna vez pensé que debería fijarse algún criterio cualitativo que le permitiese al espectador saber qué tan fiel es la narración fílmica, pues si el director (para generar suspenso) señala que está basada en la realidad, debería decir, igualmente, qué tanto. No obstante, ¿hay un filme que no esté basado en la realidad? Hasta la ciencia ficción es la representación fantasiosa de realidades percibidas. Pero bueno… pasando a otro asunto, esta obra es de muy buena factura. Entró muy bien el novel director a la industria del cine. Entre los aspectos que me llamó la atención es la fotografía y la manera en la que se pudo, en ambientes abiertos, reflejar la angustia y los sentimientos asfixiantes de instituciones reeducativas tan duras con los jóvenes como la que allí se registra. El guion, por su parte, está bien construido, todo acorde con la historia central, y son mucho más los aciertos que los yerros. Empero, hay dos aspectos que no puedo dejar pasar por alto: la predecibilidad de muchas escenas y lo estático en lo que atañe al tiempo de la narración. A pesar de que la narración, entre principio y fin, parece atravesar aproximadamente dos años, esto no lo ve el espectador. Un joven cambia más de lo que creemos en dos años. Sí quedó registrado el cambio emocional del joven, por las duras condiciones que le tocó vivir en dicho centro, pero físicamente parece que es el mismo joven que llegó un día antes al reformatorio. Justo esta ausencia de cambio en la apariencia es lo que hace algo inverosímil la escena final: si se hubiese retratado el cambio físico de la niñez a la juventud, habría ganado en credibilidad la cinta. En lo que atañe a la reflexión (pues el cine no es solo para ver) está el tema de la dureza excesiva en la formación como alternativa de control de jóvenes difíciles. Es decir, una respuesta social común a jóvenes rebeldes, por darles un nombre, ha sido la de la dureza, el castigo, el disciplinamiento excesivo. Me acuerdo, por ejemplo, como el servicio militar obligatorio obedecía, entre otros fines, a esta función de disciplinamiento y control social del joven. Pero la cinta deja en claro que pasarse de la raya en la dureza formativa puede traer más problemas que soluciones. Además, que cuando se está en ambiente autocráticos, cada vez es más fácil -para quien detenta el poder- pasarse de la raya. Ahora bien, ¿entonces condenar la disciplina? Ese sería una respuesta fácil: pasar de un extremo al otro, como suele hacerlo la cultura antes los desmanes del pasado. ¿Qué me asusta? Que seamos un péndulo. Quien quita que, en un futuro, ante los desmanes de personas sin disciplina alguna, egoístas incapaces de vivir en sociedad por la falta de reglas introyectadas, se pida a gritos una sociedad de la disciplina más severa, que como sabemos, no conduce a nada bueno. ¿Cuándo aprenderemos la regla aurea de la filosofía práctica (todo en su justa medida)? Entonces, esta película, es una excelente excusa para las reflexiones pedagógicas que tanto apremian en la actualidad, donde tenemos, de un lado, fuerzas conservadoras que reclaman sociedades del control excesivo sobre el cuerpo, y del otro, cuerpos acostumbrados por procesos formativos demasiado perniciosos a hacer lo que se les venga en gana y a condenar a todo aquel que no obedezca sus caprichos. Seamos sinceros. Ambas cosas coexisten. En fin, buena cinta y buena excusa para un debate. La recomiendo. 2017-10-24.


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