Sobre cómo la sutileza esconde el drama

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Vi “Umi yori mo mada fukakuaka” (“Después de la tormenta”, 2016, Japón), dirigida y escrita por el experimentado Hirokazu Koreeda [1962-] y con un reparto maravilloso: Hiroshi Abe, Kirin Kiki, Yôko Maki, Lily Franky,  entre otros. Se trata de un (magnífico) drama familiar. Narra las vicisitudes de una familia rota: Ryota, un escritor estancado en su profesión, que sobrevive como un corrupto investigador privado, adicto al juego; Kyoko, su exesposa, quien está intentado rehacer su vida; Shingo, quien se encuentra en medio de la ruptura familiar; y la abuela, encantadora mujer pensionada, con buen sentido del humor, quien intenta unir la familia durante un tifón. El director, reconocido experto en la narración sutil de dramas familiares, nos presenta ahora, con un estilo sereno, una honda y melancólica historia. El espectador no puede dejarse engañar por la sutileza y la armonía narrativa, muy propia del cine oriental en general y de Koreeda en particular, pues si así lo hace se le escapará un terrible drama de fondo que afecta a cada uno de los miembros de la familia rota. Todos, sin excepción, están sumergidos en un dolor que cargan en silencio. En este sentido, la cinta expone, con maestría, la existencia cotidiana que se camufla en la repetición de acciones y palabra, en la rutina, pero solo ojos agudos pueden penetrar para darle luz a lo que está en silencio. En el caso de la película, si bien las cargas emotivas que cada uno soporta son diferentes, hay algo que atraviesa la mayoría de ellas: las herencias intergeneracionales; esto es, las maldiciones y las bendiciones que pasan de generación a generación. Justo lo anterior, es la invitación reflexiva del filme. Ser conscientes que no somos todo lo que queremos, sino que dentro de lo que somos está un altísimo componente heredado, con el que nos toca convivir. Pasando a otro asunto, si bien los personajes están muy bien construidos, el de la abuela es, a mi modo de ver, el mejor de todos. Mi único reclamo es una conversación poco convincente entre la exnuera y la exsuegra, durante el tifón: la abuela de Shingo le pregunta a la exesposa de Ryota, por lo que hacía su madre. ¿Es lógico que una suegra, muchos años después, apenas se interesa por lo que hace la madre de su nuera? En conclusión, la película es un muy buen producto para el cinéfilo, por la sutileza de la narración como por la profundidad del drama. Son de aquellas cintas que no se pueden olvidar fácilmente. La recomiendo. 2017-09-14.


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