Thibaud, Clément. (2002). Formas de guerra y construcción de identidades políticas: la Guerra de Independencia (Venezuela y Nueva Granada 1810-1825). Análisis Político, 45, 35-44.

Thibaud, Clément. (2002). Formas de guerra y construcción de identidades políticas: la Guerra de Independencia (Venezuela y Nueva Granada 1810-1825). Análisis Político, 45, 35-44.

Resumen (propio): Este autor hace una lectura de la Independencia de los países hispanoamericanos desde el lente bélico, de manera tal que el cambio en la forma de la guerra propició y se vio propiciada por la revolución independentista. Su lectura parte de que la guerra, durante la primera república neogranadina (1811-1815), se vivió fundamentalmente como una guerra cívica al mejor estilo del Antiguo Régimen: limitada y local: “todo conspiraba para que el nivel de violencia fuera bajo y los conflictos interminables. La guerra se resumía en una especie de semiótica; no se buscaba aplasta al adversario sino convencerlo de que continuar la lucha era inútil” (p. 38). En este contexto, no existe un ideal nacional que sirva de motor al conflicto, que en dicho momento era más local y familiar (ayuntamientos y clanes enfrentados). En 1814 empezó a perfilarse un cambio en la concepción de la guerra ya más acorde con el modelo revolucionario (francés), articulada con problemas de identidad colectiva. Dichos cambios bélicos conllevaron al nacionalismo (como forma, entre otras cosas, de superar los conflictos locales y particulares entre las huestes independentistas) y a la consideración del “otro” como un enemigo que debe ser erradicado: “se busca aniquilar por completo el ejército enemigo y tomar su capital lo más pronto posible para destruir al gobierno hostil… se busca la batalla decisiva para acabar lo más rápidamente posible con él” (p. 38). Para Thibaud, la primera fase sería una guerra cívica y la segunda sí sería una guerra civil que decantó en una guerra patriótica radical. En conclusión, desde la forma de la guerra puede explicarse el paso de un proceso de independencia y constitucionalismo local y provincial, a uno más nacional, todo a partir de la progresiva radicalidad que asumió el conflicto. El escalonamiento del conflicto fue, entonces, causa y efecto del nacionalismo como todo un círculo vicioso: “poner en marcha unas prácticas guerreras que expliquen y justifiquen la guerra” (p. 41).

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