El sueño americano: ¿Realidad o ficción?

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Vi “Joy” (USA, 2015) dirigida por David O. Russell (quien poco me ha interesado, salvo su filme “The fighter” 2010, que comenté hace algunos años con mucho elogio). Esta película narra la vida de una madre inventora, la cual, a pesar de sus muchas dificultades personales y económicas, no da el brazo a torcer y termina, como un buen sueño americano, logrando conquistar el mundo por medio de las teletiendas. La cinta tiene un buen elenco, encabezado por Jennifer Lawrence (quien estuvo bien, pero tampoco para las nominaciones que ha recibido) y Bradley Cooper (actores con los que Russell ya había trabajado en otro filme algo mejor que el que ahora comento: Silver Linings Playbook, 2012). ¿Qué puedo decir de esta película? Que no es buena. Para empezar el guion no es claro en sus pretensiones: está en la frontera entre la comedia light y la superación personal, pero no logra sobrevivir en ninguno de los dos frentes. Los recursos para enlazar los nudos del filme son más que artificiosos e inverosímiles, lo que le resta credibilidad a la historia (la forma en que logra engancharse en la teletienda que le da una mano o cómo logra amedrentar al inversionista texano que la explotaba, es, sencillamente, ridícula). En el fondo me sigo preguntando que esperaba el director al ofrecer una visión tan políticamente correcta y tan superficial de la manera en que una mujer no se deja derrotar por las adversidades de la vida. Tal vez algún espectador se sienta motivado para continuar su camino de superación gracias a cintas como ésta, pero si de eso se trata creo que hay mejores. Tampoco puedo decir que el filme sea malo: ciertos recursos narrativos son interesantes (que es diferente a la historia misma, que deja mucho que desear); el manejo de cámaras es muy correcto; y, finalmente, el reparto es bueno (como suelen serlo en las películas de Russell) pero termina con interpretaciones que no logran ser, para nada, memorables. Ahora bien, a pesar del afán políticamente correcto, esta cinta podría servir para analizar la contrariedad del “sueño americano” y la precariedad del trabajador estadounidense que sólo por sus sueños de grandeza a la vuelta de la esquina puede soportar el modelo al que está sometido. Creo que en ese sentido esta obra sí logra recoger como diagnóstico fílmico el estado de la familia estadounidense bien alejada del modelo comercial con que se vendió el “país libre” en los años 50 y 60. Ya finalizando, mi conclusión no es la mejor: el filme no logra cautivar al espectador pero tampoco le presenta un producto que le fastidie. Pero hay que sacarle lo bueno, hasta donde se pueda, a cintas como ésta. 29-06-2016.


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