La vida de Zama: tan aburridora como la experiencia del espectador no habituado a este tipo de cintas

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Vi “Zama” (Argentina, 2017), dirigida y escrita por la experimentada Lucrecia Martel [1966- ], quien se basa en una novela homónima del argentino Antonio Di Benedetto [1922-1986]. La cinta cuenta con un reparto de lujo: Daniel Giménez Cacho, Matheus Nachtergaele, Juan Minujín, Lola Dueñas, entre otros. La película narra la historia de Don Diego de Zama, un “justicia” (juez y oficial) español que está destinado en la población de Asunción en el siglo XVII, quien está ansioso de salir de dicho lugar y ser transferido a un mejor sitio, entre otras cosas por la mala situación que padece. Al finalizar, buscando un reconocimiento que le permita cumplir sus objetivos o simplemente llevado por la necesidad ante su infortunio, se enlista en una comisión que busca atrapar a un temido bandolero de la zona. Ahora bien, la obra ha merecido muchos reconocimientos y ha sido aclamada en varios festivales, a lo largo del 2017, a saber: nominada como mejor película hispanoamericana a los Premios Goya, premio especial del jurado en el Festival de Sevilla, once nominaciones en los Premios Sur, nominada a mejor película iberoamericana en los Premios Ariel, seleccionada para representar a Argentina en la 90ª edición de los Premios Óscar en la categoría Mejor película de habla no inglesa, entre muchos otros. ¿Cómo no ver una obra que tantos éxitos tiene en su haber? Empero, el balance final no es el mejor, como lo explicaré más adelante. Es que estamos ante un cine que evoca, sin serlo, al teatro del absurdo, de manera tal que la ausencia de explicaciones y la falta de un hilo narrativo más o menos completo, reta de tal manera al espectador que este queda ante la encrucijada de amar el filme por su innovación estética, por la rareza de muchas de sus escenas y por sus calidades técnicas (por el ejemplo la escenografía, la fotografía y el sonido) o rechazarla al considerarla innecesariamente tediosa. Dicho con otras palabras, estamos ante una cinta que pasa por fascinante a la vez que irritante. Habría que agregar que aporta un ambiente propicio para una buena reflexión histórica, por lo menos en dos direcciones. La primera sobre el ambiente propio de la colonización española en tierras americanas, justo en el momento de la transición entre la violencia de la conquista en el siglo XVI y la maduración de la colonia en el siglo XVIII. La segunda sobre el rol de los actores que han quedado en el anonimato por los relatos oficiales, pero sin lo cuales no se habrían dado los hechos sociales que solemos identificar en el pasado. Mirar, aunque sea de vez en cuando, a los actores “secundarios” de los hechos históricos permite recordar que las tramas y las gestas humanas son más culturales que individuales, más generales que excepcionales, pero por nuestra particular manera de aprender la historia, solemos maximizar más allá de lo debido el quehacer de un “héroe” o de un “villano” sobre el de los miles que hicieron posible sus “heroicidades” o “vilezas”. En conclusión, esta es una película que requiere un tipo de espectador muy determinado, uno que aprecie la innovación y las rupturas narrativas, alguien deseoso de ser retado en su capacidad de apreciación estética. De lo contrario, se aburrirá como ninguno, casi tanto como yo. 2018-07-24.


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