Le Monde Diplomatique, No. 158 (versión Colombia), Agosto 2016



Esta edición empieza con el artículo “Igualdad” de Carlos Gutiérrez M. Me llama la atención su objetivo: si Venezuela está mal, Colombia no está mejor. Obviamente, para las clases alta y media colombianas, el panorama no es tan devastador, pero para los pobres de nuestro país, las cosas son bien diferentes: “Talón de Aquiles de todas las revoluciones conocidas hasta ahora, la igualdad termina asumida y resuelta por lo básico: todos pobres. Es decir, todas las revoluciones satisfacen lo indispensable para su población no padezca hambre ni caiga en desnutrición, asegurando por igual vía algunos temas como salud, educación, trabajo, vivienda, ropa, y otros aspectos similares y sustanciales para toda la sociedad, pero sin que hasta ahora alguna de ellas haya logrado resolver de manera adecuada el inquietante tema de la individualidad, los deseos subjetivos que nacen antes o después de haber resuelto lo fundamental por parte de quienes conforman su población” (p. 3).

Por su parte, el texto “Paz, tsunami legislativo y alma pública” escrito por Héctor Arenas Amorocho, es el resultado de una entrevista al representante a la cámara colombiano Alirio Uribe, en especial sobre el proceso de paz y su experiencia como legislador: “Hay un problema estructural que el país no ha podido supera. Una lógica perversa que afecta de manera muy grave la capacidad del Estado de resolver los más graves y enconados problemas sociales: la forma de relacionamiento del poder ejecutivo con el poder legislativo” (p. 5). Agrega: “Las instituciones sí las hacen las personas. Por ello, si no hay cuidado en la selección de la Comisión de la Verdad, pues no funciona. Las personas pueden echar a pique la mejor institución” (p. 5).

En el escrito “Alianza forzada entorno a Hillary”, de John R. MacArthur, se analiza la carrera política de Hillary Clinton, siempre en el ala más de derecha del Partido Demócrata. Justo por ello, no era la competencia que se requería contra Trump: “De hecho, la campaña presidencial estadounidense podía equivaler a una carrera entre Angela Merkel y Silvio Berlusconi. Y la izquierda estadounidense decidió apoyar a Merkel” (p. 7).

El artículo “De vacaciones en Tierra Santa”, hecho por Tom Bissell, informa de la alianza entre la derecha evangélica estadounidense con la derecha sionista israelí. Señala la construcción de mitos irreflexivos para ver todo de blanco o negro en la contienda con los palestinos. Incluso esta mirada dicotómica se impone sobre los cristianos que no se identifican con el protestantismo evangélico estadounidense: “Yo tengo otra explicación: los cristianos de Oriente practican cultos (ortodoxo, maronita, caldeo) tan extraños para los cristianos de Occidente que si fuesen musulmanes no cambiaría gran cosa” (p. 9).

El apartado “Apoteosis del machismo” de Mona Chollet expone cómo las contiendas para presidente en Estados Unidos (especialmente con Trump) han sido un desfile de quien es más machista. Parece una pelea juvenil de quien tiene el pene más grande: “Una versión apenas más sofisticada de un concurso de popularidad entre adolescentes varones”: a eso parece, según Katz, la carrera por el título del líder del Mundo Libre” (p. 10).

El texto “¿Dijeron “terrorista”?” de Vicent Sizaire aporta un excelente análisis sobre los problemas de política criminal de la lucha contra el terrorismo. Al ser tan ambiguo el concepto cobija en su seno cosas tanto justas como injustas, y calificar ciertos hechos como terrorismo ayuda al terrorismo mismo, pues eso es lo que busca: ser acusado públicamente de una acción terrible: “Pero, incluso en la hipótesis de que el acto contenga en sí mismo un potencial de intimidación de los poderes públicos, calificarlo de “terrorista” sólo contribuye a reforzar, al menos simbólicamente, el fenómeno que se pretende combatir” (p. 13). Dejar de llamar terrorismo a ciertos actos, debilita a dichos grupos de terror.

Le sigue “Frente al terrorismo” de Ignacio Ramonet, en la misma línea del escrito anterior. Ramonet reflexiona sobre la ambigüedad del concepto terrorismo, ambigüedad que juega a favor de los intereses de los poderes políticos centrales y del terrorismo (en sentido estricto) mismo: “Por eso, hoy es de temer que la caza de los “terroristas” provoque –como lo estamos viendo en Turquía después del extraño golpe de Estado Fallido el pasado 15 de julio– peligrosos resbalones y atentados a las principales libertades y derechos humanos. La historia nos enseña que, bajo pretexto de luchar contra el terrorismo, muchos gobiernos, incluso democráticos, no dudan en reducir el perímetro de la democracia” (p. 15).

El artículo “La escuela argelina a la espera de reformas”, escrito por Akram Belkaïd, indica la tibieza de las reformas educativas argelinas, las cuales no han podido ser más profundas a causa de la excesiva religiosidad popular. “Hoy, es la sociedad la que se volvió más religiosa, la que práctica un Islam ostentatorio y la que exige que la escuela sea el lugar en el que se enseña ese ritualismo” (p. 18).

Sigue el trabajo “Enviados especiales a la guerra de España”, de Anne Mathieu. Este escrito investigativo describe el ánimo exaltado de los periodistas de izquierda franceses durante la guerra civil española. Una prensa tan ideológica como la del otro bando, digo yo.

Encontramos “Un salto a lo desconocido” de Paul Mason. Estamos ante un gran trabajo que indica con claridad que no se ha entendido la raíz del problema socio-económico contemporáneo. Por no entenderlo, la población vota por discursos simplistas y por medidas superficiales. “Una falsa rebelión de los marginados se preparaba contra los valores de una elite socialmente liberal y su proyecto siempre: la pertenencia a la Unión Europea” (p. 22). Frente a la crisis europea, es mejor culpar a los inmigrantes que al sistema económico. A esto hay que agregar, que el voto mayor (el de los ancianos incluso) está pesando más que el voto juvenil, a pesar de que las repercusiones del gobierno elegido serán más para estos últimos que para los primeros.

Por su parte, el artículo “Del mar como legado al mar fragmentado”, de Nicolás Escach, analiza la nueva tendencia de fragmentar el mar, según sus usos económicos potenciales, lo que marca una separación de la doctrina de Grocio: “la diferencia entre tierra y mar se mantiene clara: en el mar, el derecho está en vías de elaboración y persisten numerosos vacíos jurídicos, lo que facilita la defensa de los derechos adquiridos y la conquista de derechos futuros” (p. 25).

El texto “La revolución de los humanoides” de Arthur Fouchère, se refiere al mercado de Robots que lidera Japón, seguido de China. ¿Qué vendrá en dos décadas? Japón, en una apuesta geoestratégica, apunta a liderar este mercado que ya se perfila como un mercado popular. Además, detrás de esta apuesta por los Robots, está la política migratoria japonesa. Una forma de impedir la llegada de inmigrantes, a pesar de la necesidad que dicho país tendrá de ellos a muy corto plazo: “Para paliar los desequilibrios demográficos y darles a los Abenomics (la política, económica del primer ministro) el aliento que necesitan, sin duda hará falta más, como recurrir a la inmigración y al trabajo femenino” (p. 27).

Sigue “Un coloso con cabeza de barro”, escrito por Peter Harling. Aquí se explica cómo Iraq se convirtió en un país inviable, lo que hace que muchos añoren la dictadura previa a la guerra. “Todo parece inútilmente complicado, obligando a la población a desplegar tesoros de resiliencia e ingeniosidad. La ambigüedad de esta actitud es que se integra al sistema, permitiéndole funcionar a pesar de todo” (p. 28). Agrega: “En consecuencia, no tiene nada de sorprendente que muchos iraquíes, a su manera, teman la derrota del EI. Porque, en efecto, ¿de quién será la victoria?” (p. 29).

Pasamos a “La ciudad que se ofrece en sacrificio”, también de Peter Harling, que retrata la actualidad caótica de Iraq, sin contemplarse una salida pronta.

En “¿Cómo romper nuestra soledad cósmica?” de Finn Brunton, vemos cómo las “locuras” para comunicarnos con los extraterrestres han dado lugar a una revolución informática. Esto es, que la búsqueda de comunicación con habitantes de otros mundos, ha desarrollado en ciertos aspectos la tecnología que ahora usamos. Esto es un buen ejemplo de complejidad.

En el texto “El compromiso del silencio”, hecho por Agathe Mélinand, encontramos un interesante análisis de la obra de Erik Satie, tan excéntrico como talentoso, inventor, por demás, de la música de ambientación: “la Musique d’ameublement [Música de mobiliario] que él inventa antes de que esta venga a atormentar nuestros ascensores” (p. 35).

El artículo “El capitalismo artístico” de Carlos Fajardo Fajardo, analiza la banalidad del arte contemporáneo a la vez que lanza una crítica a los reality show: “La cultura ya no es un paradigma humanista, ni es la más alta conquista del espíritu; sus propuestas ya no significan casi nada para el mundo de las rentabilidades, salvo en el caso de las obras pictóricas y visuales de artistas consagrados o mitificados por el mercado y la historia del arte” (p. 36). Añade:  “Sus estrategias son patéticas: desconocer la autonomía crítica de los participantes, su derecho a disentir, a “abrir la boca”; promover el miedo al tirano que juzga, castiga y excluye; proyectar un imaginario sumiso, obediente, felizmente respetuoso de lo establecido” (p. 37).

El escrito “Los sistemas humanos son los de mayor complejidad. Una demostración” de Carlos Eduardo Maldonado propone la interdisciplinariedad para entender los problemas (complejos) de nuestra época: “La verdadera interdisciplinariedad sucede cuando existe un cruce de familias y de tradiciones. Específicamente, cuando la sociología dialoga con la matemática, o la física con la política, o acaso también la antropología con la bioquímica, o incluso cuando la economía dialoga con la termodinámica, por ejemplo” (p. 39).

Finalmente, está “Provocaciones atlánticas” de Serge Hallami, sobre la OTAN y cómo se oculta el nuevo enfoque militarista de dicha organización.

De nuevo, una fortuna leer un periódico de este nivel. Lo que más me gusta es que no dan noticias irreflexivas. Analizan, y cuando los periodistas proponen una línea interpretativa, argumentan, dando la opción al lector de estar o no de acuerdo. Por ejemplo, un par de estos artículos dan cierta mirada benéfica para con el actual gobierno venezolano, que no comparto, pero por lo menos es un periodismo que da razones de sus afirmaciones, lo que permite la crítica.

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