Sobre cómo la democracia estadounidense y lo "políticamente correcto" se asemeja a la tiranía

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Vi, de nuevo, “El Dictador” (The Dictator, USA, 2012), dirigida por Larry Charles [1956- ], quien ya ha trabajo muy de cerca con el comediante británico Sacha Baron Cohen [1971- ] en cintas como “Borat” (2006) y “Brüno” (2009). Estamos ante una divertidísima comedia política protagonizada, producida y co-escrita por Sacha Baron Cohen, y en la que aparecen, continuamente, otros actores de primera línea. Ya hay polémica sobre si es una parodia o no de una novela iraquí que se atribuye indirectamente a S. Hussein, pero eso se lo dejamos a manos más expertas. Frente a los temas estéticos, la película es muy correcta, pero no hay mucho tiempo para apreciar el manejo de cámaras, la fotografía, etc. La diversión surgida de las escenas centra toda la atención del espectador. La considero, por lo menos hasta el momento, como la mejor película de Sacha Baron Cohen. Esperemos que su éxito como comediante no dé al traste con su versatilidad como actor, pues él puede ser, igualmente, diestro en otros géneros. Pienso, por ejemplo, en su buena interpretación en la película “Los miserables” (2012). Pero volviendo sobre esta película, hay en ella escenas que podrían quedar inmortalizadas en el cine-cómico-político; por ejemplo, cuando el Dictador menciona las ventajas de la tiranía, muchas de las cuales son situaciones perversas que se encuentran en la democracia estadounidense. También merece ser destacada la escena en la que el Dictador está en un helicóptero sobre New York y es confundido con un terrorista. En este sentido, y aunque sea muy temprano para decirlo, el filme dejará una importante huella en el género. No obstante, no todo es risa. Con base en la cinta se pueden hacer valiosísimas reflexiones propias de la filosofía política, entra las que podría enumerar, sin querer ser exhaustivo, las siguientes: i) desmitifica la democracia, al dejar en claro que, en la práctica, muchas democracias asumen comportamientos propios de una dictadura; y, ii) se ríe de las nuevas metafísicas, como lo “políticamente correcto”, el “feminismo” acrítico y el “veganismo”. Lo anterior pone en evidencia la importancia de la comedia política, aliviana lo que se quiere mostrar como pesado. Vale, entonces, la pena para reflexiones sobre (la importancia de) la democracia. La recomiendo plenamente. 12-08-2017.


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