Sobre cómo una madre construye un mundo sin fronteras rodeada de cuatro paredes

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Vi “Room” (“La habitación”, 2015), dirigida por Lenny Abrahamson (debo confesar que esta es la primera película que veo de él) y con guion de Emma Donoghue, basado en su propia novela (pocas veces sucede que el guionista es el mismo autor de la novela que le da origen). El reparto es magnífico y ha sido ampliamente aplaudido: Brie Larson, Jacob Tremblay y Joan Allen, entre otros. La historia está dividida en dos partes. La primera se centra en la vida en cautiverio de una mujer secuestrada en su adolescencia y que fruto de las violaciones a las que ha sido sometida tiene un hijo con su captor. La segunda parte se enfoca en cómo ella rehace su vida una vez logra ser rescatada. Ahora bien, el filme claramente tiene dos ritmos muy diferenciados en la primera y la segunda parte, lo que queda en evidencia no sólo en la fotografía sino que incluso toca la música incidental. Este cambio de ritmo puede afectar al espectador porque la primera parte es mucho más rápida y cautivante que la segunda, pues en esta última la cinta se vuelve más intimista, lenta: todo un drama psicológico. Incluso, hablando de mi experiencia, la primera hora pasa tan rápido a la vez que emociona tanto, que queda una cierta desilusión cuando el ritmo cambia. Pasando a otro tópico, las actuaciones de la madre secuestrada (interpretado por Brie Larson, quien así se logra un sitio en el cine y deja su racha de filmes erráticos) y de su hijo (Jacob Tremblay) son maravillosas. Me atrevo a pensar, aunque sé que esto puede ser polémico (pues casi todas las nominaciones en diferentes festivales han sido para la actuación de Larson), que la actuación del niño (Tremblay) marca un hito en el cine: simplemente espectacular. Para meditar, está que esta película, sin ir más lejos, se centra en un tópico que pocos han manejado con tanta precisión: la maternidad y todo lo que ella implica; en este caso, una maternidad dramática, pues es fruto de una violación, de un lado, y el ambiente en el que se desarrolla (una pequeño habitación donde ella pasa siete años y cinco con su hijo, incomunicada con el mundo). A pesar de lo minúsculo del espacio, ella logró crear para su hijo un mundo amplio y sin fronteras, todo con el fin de lograr habitable y entrañable lo que de otra manera no lo sería. La recomiendo, entonces, especialmente la primera hora que es de las más emocionantes que he vivido en el cine en los últimos años. 28-05-2016.


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