El corazón que armoniza la mano con el cerebro

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Vi “Metropolis” (Alemania, 1927) dirigida por Fritz Lang y con guion de Thea von Harbou (la segunda mujer de Lang). Estamos ante un monumento del cine, que ha logrado trascender en todos los campos. Antes que nada, pasemos al quid de la cinta: en el futuro, específicamente en el año 2000, el mundo se reduce a megalópolis altamente tecnológicas y divididas en dos clases socio-económicas, los ricos y los pobres. Como es de esperarse, las tensiones entre ambos grupos están en su máximo nivel. En este contexto es que el hijo de un odiado patrón y una mujer humilde venerada por los obreros se conocen. Ahora bien, la cinta, para no dar más información, termina por defender -ante la destrucción de los opuestos- una tercera vía (el corazón) que logre conciliar los intereses de ricos (cerebro) y de los pobres (las manos). Ahora, como ya lo dije, esta cinta es monumento del cine, en general, y del expresionismo, en especial. Incluso, la historia de la propia película, del director y de la guionista, son tan interesantes que uno podría quedarse buscando detalles hasta el infinito. Solo baste mencionar en esta reseña que la película original (que fue un fracaso de taquilla si compara con la inversión que requirió) fue recortada como en 30 minutos (en contra del querer del director) tanto por sus distribuidores en Estados Unidos como en la propia Alemania. Pero en el 2008, específicamente en Argentina, fue descubierta una versión completa de la cinta. Tuve la oportunidad de ver la versión restaurada en el 2010 de esta obra clásica del cine, sin ese odiado recorte de 30 minutos. Otro aspecto a no perder de vista, es el contexto político que rodeó el filme: la disputa entre socialistas y comunistas, de un lado, y la extrema derecha nacionalista, del otro, en una caótica Alemania de los años 20 del siglo pasado. La cinta, claramente, intenta servir de conciliación entre los bandos, al exponerle al auditorio las penurias reales de la clase obrera, pero que la salida de dichas penurias no pasaba por una revolución sino por un “caer en cuenta” de todos los bandos de los excesos de cada cual, gracias a una fuerza intermediadora, que sería el corazón metafóricamente: en este caso, la dupla conformada por el hijo del rico y la mujer venerada. Ya un lector agudo podrá seguir haciendo reflexiones sobre lo acabado de decir, en lo que atañe al valor político de la mediación, de la moderación, de la centralidad, etc. Pasando a otro tema, esta película ha sido clasificada entre las mejores películas del cine silente o cine mudo, pero sus méritos saltan a la vista: la innovación en el manejo de cámaras, las lecciones que dejó (y que hoy día se siguen respetando) al género de la ciencia ficción y el rumbo que marcó para el expresionismo alemán que, paradójicamente, consiguió su mejores frutos en Hollywood de los años 30 del siglo XX. La industria cinematográfica estadounidense se favoreció gracias a la emigración de cineastas austriacos y alemanes que huyeron del nazismo; entre ellos Lang (hijo de una judía), quien huyó dejando atrás a su esposa (afín a las ideas nazistas). Y no olvidemos que Queen le rindió un tributo a la película con su canción Radio Ga Ga (anexo). Definitivamente, una obra imperdible. 20-05-2017.


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